Hoy me pondré seria y aburrida:
Escribir es un asunto de importancia. Eso lo aprendí joven,
en la secundaria, cuando “miss” Leticia, mi maestra de español, nos pidió que leyéramos
aquellos libros breves, pero decisivos: La metamorfosis, de Kafka, Pedro
Páramo, de Rulfo, Juan Salvador Gaviota, de Bach, El Principito de De
Saint-Exupéry, Los cachorros de Vargas Llosa, y, desde luego, Aura, de Carlos
Fuentes. No formaban parte del Programa de Estudios aprobado por la SEP, pero
acordamos guardarle el secreto. Ella nos enseñó a leer por gusto.
En la prepa, la maestra Rocío, de Literatura, nos enfrentó a
libros tal vez no menos importantes, pero sí más voluminosos. Fue un placer
leer y discutir con ella Cien años de soledad, de García Márquez, Los
Miserables, de Víctor Hugo, Narraciones Extraordinarias de Poe, el Aleph de
Borges y Rayuela de Cortazar.
Con ellas aprendí a respetar el oficio del escritor. Entendí
que escribir no es simplemente poner en letras una secuencia más o menos ordenada
de ideas. Escribir, al menos como ellos lo hacían, era construir un legado
democrático de imaginación, al que podemos acceder todos (siempre que un
maestro nos enseñe a interpretar estos signos abstractos, a convertir en letras
las arañitas de tinta).
Lo que leí después de la prepa lo escogí yo. Me encanta la
emoción de respirar profundo y darle vuelta a la última página de un libro.
En los tiempos de secundaria y preparatoria, me formé una
imagen -tal vez alimentada por el entusiasmo de mis profesoras- de aquellos personajes
que fundaron y dieron fuerza al llamado boom latinoamericano. Me imaginaba, en
mis locas fantasías, lo divertida que podía ser una reunión entre Fuentes,
Monsivais y Cortazar, lo interesante que habría sido escuchar hablar a Rulfo o
a Borges, lo desconcertante que habrá sido ver a Vargas Llosa atestar un
puñetazo a García Márquez, lo maravilloso que habría sido conocer Comala,
Macondo o la región más transparente (sobre la que hoy se ha levantado una
ciudad que ya no se le parece), ser a ratos como la maga, como Beatriz Viterbo,
Susana San Juan, Remedios, la bella o, claro, la sensual Aura. A sus autores me
habría encantado conocerlos, estrechar su mano, agradecerles esas fascinantes lecturas.
Hoy Carlos Fuentes ya no está vivo. No es mucha la
diferencia, en los años que compartimos tiempo, lugar y vida, no tuve la
oportunidad de estar frente a él. No sé entonces porqué de todos modos me
siento un poco huérfana. Como si se hubiera extinto con él una generación.
No hay modo de sustituirlo. Su pérdida -cuando era el
sobreviviente nacional de esa generación mágica y enigmática- nos deja sin un
referente, sin esa figura con la autoridad moral y cultural para decir con
franqueza y sin titubeos lo que él consideraba la diferencia entre lo bueno y
lo malo, lo moral y lo inmoral, lo inteligente y lo burdo. Siempre ofreciendo esa apariencia de hombre
bueno, lúcido, sano, generoso, con esa apariencia de ser eterno. Fue una sorpresa su muerte y será una muy dolorosa pena su ausencia,
aunque no lo conociera más allá de sus letras.
Siento que, para México, es el fin de una era. Habrá que
trabajar mucho, muchísimo, para que alguien, algún día, pueda calzar sus
zapatos.
Todo esto, además, en 15 de mayo, oportunidad amarga para
agradecer a aquellas maestras, en su día, porque al menos en mi caso cumplieron
su misión, parieron una lectora.
Si quieres hacer un homenaje a Carlos Fuentes o celebrar el
día del maestro, no sólo escribas un tuit o una entrada en tu Facebook, busca
tiempo y lee un buen libro.
En fin, me puse cursi.
Un beso
Lulú
Vaya, es muy interesante leer realmente la forma en que escribes es un gran placer la lectura, y la forma en que escribes es muy agradable
ResponderEliminar..como siempre es orgasmico leerte... gracias....
ResponderEliminarMe diviertes taaaanto cuando te pones aburrida...
ResponderEliminarladelcabaret.
Casi nunca leo los pocos libros que e leido son,el caballero de la armadura oxidada,la iliada,y otros que ahora no tengo en mente,pero que llenan de sabiduría,alegria,ponen a pensar y meditar,un genio menos en nuestro méxico.gracias Carlos Fuentes por poner el nombre de méxico muy en alto.
ResponderEliminarVaya, yo que presumia de ser un gran lector y conocer sobre muchos libros y temas, me has dado una lección el día de hoy, veo con alegría que ademas de hermosa eres inteligente, aunque eso ya te lo había dicho en correos anteriores. Lamento también la muerte de Carlos, al igual que tu le haré homenaje comprando libros, leyendolos, entendiendolos, haciendolos mios y por supuesto, compartiendolos con los demás. Un gran beso desde Querétaro.
ResponderEliminarLulú: No debes olvidar la lección más importante de todas, y es la única que ningún maestro te puede dar: LEER ES UN PLACER!!! Y por tanto, es personal e instransferible.
ResponderEliminarEse placer debe ser igual a estar contigo, personal e intransferible, y releer es descubrir algo nuevo y sorprendente. Besos!!!
A pesar de que Mexico es un pais de muy poca...lectura, siempre es bueno saber que en tu ser han dejado esa esencia y gusto por las letras, personajes como el maestro Fuentes. Combinar tu talento maestro en el arte del amor y las letras, creeme, es una combinacion letal, maravillosa, exquisita, adictiva. Te admiro.
ResponderEliminarMmm... okas, entonces dime: ¿qué libro vamos a leer juntos?
ResponderEliminarScaramouchemx
¡¡ainoinchimatjijoesurezumbidodemejalolospelos!!! Lourdes!!! acabo de leer el Gráfico y... ay, mamacita, ora si toy encabritado con el buen Mat... grrrrrrr, Scaramouche de fuego!!!!!!
ResponderEliminarOye primor Petite, qué hermosa tu colaboración 168 en el gráfico. Mil besos y muchos abrazos solidarios. Nena linda.
ResponderEliminarScaramouche
¡Hola Lulú! soy una aficionada más de tus colaboraciones en el gráfico y de tu diario.
ResponderEliminarDejáme decirte que me agrada la manera en que escribes; y logras transmitir tus emociones, sentimientos a través de las letras.
Te considero una mujer única. Admiro la perseverancia y fortaleza que tienes pese a los obstáculos.
En lo particular, fue grato leer esta entrada, pues demuestra el nivel cultural que posees.
Mis más sinceros saludos y buenos deseos.
Wow. Después de leerte casi un año, por primera vez leo un texto que vale la pena. Felicidades, Lulú. Deberías dedicarte a escribir más cosas que valgan la pena y no qué tan larga o apestosa tenía la verga.
ResponderEliminarMuy vulgares a veces tus descripciones. Y por vulgar no me refiero sólo a lo sexual, si no a la pobreza de las palabras y de tu prosa...
ándale tu intelectual! no le búsques tres pies al gato sabiendo que tiene dos. Buen artículo y buenas colaboraciones. ¿Si no valen la pena como es que llevas 1 año leyéndola?
ResponderEliminarPara soñar, basta leer, no cerrar los ojos.
ResponderEliminar¡Caramba! Me escribió desde Comala un hijo de Pedro Páramo.
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