Tengo unos amigos a quienes aprecio mucho. Vecinos de mis
papás desde hace muchos años. Se conocieron en 1968. Trabajaban en
la misma oficina, pero no se conocieron por eso.
La noche de Tlatelolco, hoy hace 44 años, él fue a un mitin
en la Plaza de las Tres Culturas. Era tesorero (o algo así en el comité de
huelga de su escuela). No sé de qué trataba el mitin, no sé a ciencia cierta porque tantos
jóvenes se movilizaban, reclamaban y retaban a un gobierno acostumbrado a no
ser cuestionado,
pero lo que pasó esa noche lo convirtió en una tremenda cicatriz en el rostro
de un país adolescente.
Él cuenta que cuando empezaron los balazos todo mundo
comenzó a correr. Algunos trataron de entrar a la iglesia, pero las puertas se
cerraron desde adentro. Cayeron. Otros corrieron hacia los edificios. Las
calles estaban sitiadas. Él corrió con tres amigos. Una bala en el cráneo fulminó
a uno de ellos. Los otros, por inercia, se tiraron al suelo a tratar de ayudar
a su compañero. Ya nada podían hacer. El suelo se convirtió en el lugar más
seguro de la plaza para esperar deseando que una bala no les pegara o no los
atropellara la turba.
Ella no alcanzó a llegar a la Plaza. A unas calles escuchaba
los estruendos, veía los tanques, las luces, los soldados. No daba crédito. Era
una nación que despertaba de su inocencia.
Tres días después, una madre fue a la oficina a preguntar
por su hijo. Desde el dos de octubre no sabían nada de él. Las noticias eran
pocas, los hospitales, las comandancias, los cuarteles, las morgues, los
medios, no daban información, todo era silencio, un hermetismo de ese que se
cocina entre la vergüenza y el cinismo. Él había estado preso en Lecumberri. Lo
dejaron salir al cuarto día.
Cuando se presentó de nuevo a la oficina todos querían
conocer al desaparecido, saber quién era y dónde había estado. Que les contara
la verdad de lo que había visto esa noche. Así, de voz en voz, de testimonio en
testimonio, lo que pasó el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco se convirtió en
una afrenta inolvidable, en un daño irreparable, en un dolor que no se olvida.
Así, además, en 1968 ellos se conocieron.
CUANTO COBRAS?????????
ResponderEliminarEl wey de arriba esta bien idiota! El texto es sobre algo muy trágico y serio de nuestra historia. Va enfocado a no perdonar lo inolvidable... Y el pendejo sólo piensa en su pene! nótese que nunca ha tocado una chichi!
ResponderEliminarFue algo tremendamente triste y más después de leer a Martin Moreno en sus "ARREBATOS CARNALES". saber que tanta sangre derramada fue por los malditos gringos.
ResponderEliminarNecesito una sexoterapia "URGENTE"
ResponderEliminarWwwoooooowwwwww
ResponderEliminarPor lo poco que sé, las imagenes desgarradoras de un gobierno asesinando a jovenes que lo unico que hacian era buscar levantar su voz es un acto reprobable, que desafortunadamente, con el tiempo caen en el olvido, algunos de esos jovenes se convirtieron en aquello que criticaban en ese momento (Ernesto Zedillo), México y su pueblo tiene una memoria tan corta... Lulú, en serio, amén de tu profesión, admiro tu forma de escribir, tan acertiva, tan profunda, cada que te leo, independientemente de los textos eróticos que nos compartes me siento maravillado de encontrar en ti a una escritora en toda la extensión de la palabra... Gracias por esos textos tan bien logrados... te dejo un beso enorme desde Piedras Negras, Coah.
ResponderEliminarPor cierto muy recomendable la pelicula: Rojo Amanecer...
ResponderEliminarGracias por compartir ese relato de este dia pero ase 44 años que cosas... y esto es para reflexionar
ResponderEliminarY así.. el PRI recuperó la presidencia de la república en este 2012... mexicanos pendejos..
ResponderEliminarLa vdd es q te quisiera probar todaaa
ResponderEliminarOjala y los jovenes de hoy sintieran y conocieran este episodio de la historia de Mexico. Desgraciadamente lo toman para grafitiar, destruir... por echar relajo cuando es una parte de nuestra historia muy importante, un paso adelante.
ResponderEliminarSaludos a la hermosa Lulu
Querida Lulu,
ResponderEliminarSi antes te queria un monton, ahora ademas te admiro mucho mas por describir algo de la historia que es a medias conocida. Ya me di cuenta que no solo es lo fisico que te hace irrecistible tambien tu forma de pensar, Realmente te admiro, ya pronto te podre ver en persona. Cuidate y no dejes de escribir.
El 2 de octubre no se olvida por los miles que les interesa mantener vivo un mito a medias, calleron muchos, pero de ambos bandos, cuantos que hoy marchan, esa noche señalaron a los verdaderos integrantes del movimiento, cuantos se ganaron una beca o un viaje, cuantos desaparecieron tras la cortina, y como es que Gutierrez Barrios siempre fue un gran amigo de Fidel Castro, la historia parece triste pero depende quien te la cuente, si se quedaron sin hueso o sus ideales en verad se los quebraron, eso solo ellos lo saben. ¿Cómo crees que paso en la Republica Checoeslovaca, Rumania, Hungria, etc?.
ResponderEliminarAlberto de la Olimpia.