Dillion Harper

 ¿Qué te voy a contar de Dillion Harper?
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De entrada, es una de las top model del mundo porno, de esas chicas muy jóvenes y muy bellas que incursionaron en ese negocio y que ha hecho muchísimas películas. Se caracteriza, desde luego, por sus rasgos delicados y cara de bien portada, pero es una de las actrices más productivas.
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Ente las cosas polémicas que ha hecho destaca que en diciembre del año pasado subastó grabar una escena con ella, hasta donde supe la puja llegó más allá de los $5,700 dólares.
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Te dejo unas fotos y un link para que descargues un video...
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 #LuluPetite

Puto




¡PUTO!


Yo soy puta. Así le dicen a mi oficio. Tiene otras denominaciones, pero ¿para qué nos hacemos? Llamémosle al pan, pan y al vino, vino. Por más que lo adorne, no vendo escapularios, si cobro por coger, soy puta.

Así de simple. Finalmente, es el lenguaje, somos mexicanos, desmadrosos, dicharacheros, juergueros, pícaros, pero bien intencionados. Una mentada sólo calienta si es en mala onda, pero si es de cuates no hay pedo.

¡Cuánto escándalo en la FIFA nomás porque le gritan puto al portero! No hombre, si es pura guasa, ganas de distraerlo, de sacarlo de onda, de salarle el despeje. Es como un conjuro, no nomás porque le gritemos así le van a empezar a gustar los hombres, si es una porra, no un abracadabra.

Puto no tiene nada que ver con la homosexualidad, hay que tomarlo con sentido del humor, para los mexicanos puto es un cobarde, una broma, es como decir: "puto el que lo lea", no vas a cambiar de gustos nomás por caer en el albur, simplemente, lo lees, te ríes y asumes que te atoraron. Claro, así le decimos también a los homosexuales, pero sólo por socializar, por no ser tan formales. Es de cariño. Ya ves, nos gustan las palabras cortas.

Después de todo, si hasta en el diccionario la encuentras, entonces puto no es una mala palabra. De hecho, no hay buenas ni malas palabras, simplemente palabras. La cosa está en la forma en que se dice. ¿Acaso alguien ha visto a una palabra asaltar viejitas con picahielos como para acusarla de ser una palabra mala? ¿Alguien ha visto un gerundio en obras de caridad para condecorarlo por haber sido una muy buena palabra? Claro que no, el pedo no está en lo que se dice, sino en cómo y a quién.

Puto es además una palabra versátil. Puede significar muchísimas cosas: Como sustantivo, una puta es una prostituta y un puto "un hombre que tiene concúbito con persona de su sexo". Un hijo de puta es una mala persona. Un putamadral es algo en gran cantidad. Ni puta idea se dice cuando quieres enfatizar que no sabes nada sobre un tema. Una se emputa cuando se enoja. ¿Qué putas? Se dice si quieres enfatizar una pregunta. Una putiza es una golpiza y un putazo es un golpazo. ¡Puta madre! expresa asombro o coraje y, en el fútbol, puto se grita cuando se quiere cebarle el despeje a un portero, no sean exagerados, es parte de nuestro folclor, así somos de guasones los mexicanos…

Pero ¿De verdad es normal? ¿Está bien? ¿Es sano que usemos de pretexto la picardía para discriminar? Efectivamente, las palabras no son malas. Lo que está mal es un lenguaje que, entre broma y broma, justifique la discriminación. Lo que está mal es que lo tomemos a la ligera y tratemos de no darle importancia, de asumirlo como una tradición, una kábala.

Vivimos entre frases “pícaras” cargadas de prejuicios: “No seas indio”, “Último vieja”, “Puto el que se raje”. Claro que tenemos que reconocerlo, denunciarlo y cambiarlo. Estas frases, por inofensivas que parezcan,, son la base de los crímenes de odio, del feminicidio, de la homofobia. Aceptarlas, justificarlas como parte de un juego, es mantener un lenguaje diseñado para discriminar, para anular, para ponernos a unos contra otros. Sentido del humor, puede haber mucho, y distraer al portero rival desde la porra puede ser divertido, pero si el diccionario de la Real Academia de la Lengua tiene más de 80 mil palabras, ¿por qué elegir una denigrante y relacionada con la identidad sexual?

Desde luego, no deja de haber hipocresía en la FIFA cuando dice luchar contra cualquier forma de discriminación, incluyendo la originada por preferencias sexuales y tiene como candidatos para la realización de los próximos mundiales a Rusia y a Catar, países donde es delito amar a una persona de tu mismo sexo.

El deporte no puede ser pretexto para la discriminación, pero mucho menos terreno de simulaciones. Qué bien que sancionen a México, ojalá nos motive a reflexionar, pero que en la FIFA se quiten la viga del ojo propio.


Bueno, pero nos queda grande que en los estadios de futbol, no sólo vas a ver futbol. Así que un regalo para tus ojos


Ya sé que en este gif Kate Upton no estaba viendo fut, pero los demás sí:




Te dejo un beso

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Mi nombre es Lulú. Los martes y jueves escribo en el periódico "El Gráfico" una descarada colaboración sobre la sexualidad como terapia y oficio. Comencé a escribir mi colaboración en el Gráfico desde junio de 2010.

Hoy preparé un corte con los primeros 380 relatos publicados en el periódico en un ebook que puedes comprar en Amazon por sólo 3,99 dólares y  leer desde tu computadora, teléfono o tableta. 


Diario Íntimo es la colección de colaboraciones que desde 2010 hasta 2014 ha publicado Lulú Petite en el diario El Gráfico, en las que cuenta como, en principio combinaba la escuela con su trabajo como prostituta y lo que ha vivido desde que terminó su licenciatura. Son más de 1000 páginas y 380 relatos cortos, con la crónica de una ciudad, de una mujer y de muchos encuentros eróticos.



También tengo un libro que sólo se vende en formato impreso. Se llama "Los Secretos de Lulú Petite", fue publicado por Editorial Selector y, si no lo compras ya, puedes quedarte sin tu ejemplar.

Este libro tiene relatos cien por ciento distintos a los que he narrado en el periódico, se trata de los años en que me inicié en la profesión más antigua del mundo, lo escribí de corazón, pero sin perder el toque erótico.



Este libro lo puedes comprar aquí, conmigo, y lo recibirás: 

1. En tu casa o en el domicilio que tú me digas, envuelto muy discretamente en un sobre de FedEx.

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CAPÍTULO I 
1

-¿Y no es arriesgado?-me pregunta Ivona con la preocupación oscureciendo sus grandes ojos cristalinos y el acento ralentizando sus palabras. Cristo, es tan rubia esta niña.

-¿Te refieres a…?-empiezo, pero me corta con un gesto de la mano. Me encojo de hombros y sigo lavando platos.

-¿No te asusta que te toque alguien de la uni?-se explica. Emito un tenue “oh” y empiezo a reír, y ella está claramente confundida.

-Para empezar, es una Universidad pequeña y a distancia, no es como si… no hay muchas posibilidades, ¿sabes?-la tranquilizo, pasándole algunos cubiertos chorreantes. Los coge con cierta torpeza.-Y si toca alguien, guardará el secreto, hazme caso.

A decir verdad, en el sistema de educación a distancia la presencia en las aulas es tan efímera que hay más probabilidad de ganarme la lotería que de encontrarme con alguien de la escuela en mi trabajo. Además, un estudiante no tiene para darse gustos de trescientos euros la hora, tal vez el cuerpo docente y directivo, pero es tan poco probable que sería como sentarse en un pajar y clavarse la aguja.

-Sigo pensando que es una locura-interviene Paola. No la hemos visto entrar en la cocina.

-Nadie pidió tu opinión-contesto en broma sacándole la lengua a esa peruana pequeña y morena de lengua afilada, y ella me hace una mueca boba, con lo que reímos más.

Es muy bonito por parte de mis excompañeras de piso preocuparse por mí, pero controlo perfectamente el hecho de haber subido mi teléfono y fotografías a un portal de internet  de Barcelona especializado en servicios de acompañamiento. Un eufemismo para disimular el verdadero nombre del oficio. Ivona me sigue cuando voy a mi habitación.

-¿Lo hacías en tu país?-niego con la cabeza mientras abro el armario para pararme delante, observando mi ropa y recordando involuntariamente mi país. Reconozco para mí misma que no se me habría ocurrido comenzar a putear allá, pero Ivona interrumpe mis pensamientos.-¿Y por qué justamente eso?

-Es la manera más fácil de hacer un poco de pasta en un país con un paro juvenil del sesenta por ciento. En pocos oficios se gana tanto en tan poco tiempo, esta tarde tengo agendado atender a un cliente-contesto a la pregunta que sé que le ronda la cabeza. Se pone un mechón rubio tras la oreja, incómoda.-Pero descuida, llegará en un par de horas, para entonces ya nos habremos despedido.

-Considerado-reconoce.-Yo… tenemos que irnos ahora, buena suerte- Se despide y llama a Paola jalándola del brazo. Paola entiende y la sigue hasta la puerta. Nos vemos todos los días, ellas viven en el piso de arriba, donde antes yo ocupaba una de las habitaciones.

-Gracias, Ivy-les sonrío cuando salen. Al cerrar la puerta, enciendo la radio para ducharme cantando. Me quedo sola en un departamento de tres habitaciones donde tengo una solamente para mí, en la que duermo, leo, veo televisión y descanso y otra, con ducha propia, donde atiendo a mi generosa clientela, y que no se paga con fantasías. Es una manera de vivir como cualquier otra, ¿no? Me desvisto y abro el agua caliente.

Dos horas exactas después de que Ivona y Paola salgan de la casa, llaman al interfón. Reconozco la misma voz que, con cierta vacilación, preguntó por mis precios y me pidió quedar hoy. Es una voz grave y aterciopelada, que transmite tranquilidad y sería ideal para leer sonetos de Shakespeare.
Me parece una tontería, pero dejo sobre la mesa la antología del autor, uno de los principales libros de texto a usar este semestre, y corro a terminar de perfumarme en los puntos estratégicos: tras las orejas, en las muñecas, los pezones, sin exagerar, y la cara interna de los muslos. Me calzo los tacones, sacudo un poco mi melena de ébano y corro a abrir la puerta, pues el timbre ya sonó.

La figura que me espera al otro lado de la puerta parece un maniquí. Es alto, mucho, y de contextura más bien delgada, pero nada escuálido. Trajeado, informal. Cuando entra con gesto amable, todo un caballero, advierto que debe de estar un poco más allá de los treinta. La calvicie es tan incipiente que sólo un ojo experto la vería, y el pelo de color castaño rojizo y con unas adorables ondas invita a pasar los dedos.

-Eres tú, supongo-inclina la cabeza y me mira con sus claros ojos inteligentes, y caigo. Cuando se acerca para darme un beso en la mejilla, me embriaga lo bien que huele. Jamás sabes quién estará del otro lado de la puerta cuando abres, pero parece que esta vez me tocó la rifa.

-La misma. Encantada-respondo, guiándole, algo nerviosa, hacia la habitación laboral. Ha sido convenientemente preparada, con las útiles cortinas anaranjadas, unas velitas disimuladas y sábanas limpias y perfumadas. Cuando llego al borde de la cama me giro y descubro con un respingo que le tengo muy cerca. Me agarra la cara despacio, delicadamente, y me besa. Me dejo hacer abrazándole como puedo porque es horriblemente alto.

Vivo toda la situación de manera algo ausente, como si no se tratara de mí. No sé si calificar eso de bueno o malo.

-Espero que no te importe que vaya algo rápido. Tengo cierta prisa-dice de repente y sonrío para mis adentros. Ahí está. No podía ser ideal. Me voy haciendo a la idea mientras digo que sí y me coge en brazos de repente para caer los dos en la cama. Río sin aliento mientras me saca el vestido. Tras dejarme, aparte de los tacones, desnuda como cuando vine al mundo, con toda clase de discretas pero excitantes caricias aquí y allá, se incorpora para desvestirse él y hago ademán de sentarme para ayudarle. El impulso que me da con dos dedos en el esternón me devuelve al colchón sin dolor pero con firmeza.-Déjame.

Le dejo. No tarda demasiado, y ni por un segundo aparta la mirada de mí, con el serio rostro sombreado con un matiz malicioso, lascivo. Los profundos ojos verdosos recorren mi rostro, mi cuello, mis no muy grandes pero erguidos senos, deteniéndose sin pudor en los erectos pezones oscuros. Bajan por las llanuras de mi vientre bronceado al sol de la Costa Brava.

Salta sobre mí con hambre, y dirige la boca a un pecho, estimulándolo con sus finos labios y arrancándome un tenue gemido. Lo que me sorprende es la mano que de pronto invade mi intimidad. Se toma la libertad de enseñarme lo largos que son sus dedos durante un par de deliciosos minutos, y cuando pregunta si me parece bien que…, le digo que sí, que claro.

Tiene la piel blanca como la leche, cubierta de pecas, y escaso vello. Aprecio la suavidad de sus muslos antes de ponerle el preservativo; tengo un nosequé hacia los muslos masculinos. Me preocupa un poco el tamaño; debe de medir casi veinte centímetros y es de un grosor considerable, a pesar de las experiencias que he tenido hasta ahora, un pene de esas dimensiones siempre es un reto. Cuando me indica que vuelva a la postura de antes, me retiro hasta la cabecera de la cama y me abro desvergonzadamente de piernas. Se lame los labios al verme.

Parece el tipo de hombre que tiene consideración por su compañera, pienso, y no me equivoco. Al principio duele. Él va despacio, pero seguro, y siento que me contraigo a su alrededor, y no que me rompo, cosa que es un alivio. Entra hasta el final, me llena, y jadea.

Y entonces empieza el vaivén.

Para ser sincera, poco recuerdo más allá del afán con el que me aferré a él. Sólo podía concentrarme en las pecas de su hombro derecho. Cuando me vino el orgasmo, acompañado de ligeros espasmos incontrolables (porque lo disfruté, y mucho), le tocó a él poco después, y jadeaba humedeciéndome el cuello con su aliento. Aún permaneció un rato así, sobre mí, en mí, rodeándome y penetrándome, mientras nos recuperábamos, y no resultaba desagradable en modo alguno.

Cuando se levantó, le indiqué el baño para que pudiera asearse. Me puse la bata que había destinado al “post”, y le despedí en la puerta, algo embobada entre los lisitos billetes que ahora llenaban mi bolsillo y la promesa de que volvería.

No creo volver a verle, pero me gustó que lo prometiera. Cuando compartes intimidad, así sea con un cliente, si es bueno, siempre se queda con un trocito de tu corazón, ¿sabes?



Lolita




Lola, Lo, Dolores, Dolly o Lolita es una chica de 18 años, estudiante en filología en una universidad de Barcelona. Nació en México, creció en Ciudad Satélite, es extraordinariamente hermosa y, claro, es prostituta.

Lo está a punto de vivir una aventura extraordinaria que seguramente habrá de cambiarle la vida ¿quieres ser parte de ella?

En los próximos días comenzaré a publicar en este medio dos entregas por semana de las aventuras de Lolita. Seguramente te gustarán. Es una historia completamente erótica y novedosa.

Lolita se publicará gratuitamente gracias al generoso patrocinio de quienes donan, desde un dólar mensual, a través de Patreon. También puedes apoyar este proyecto con un simple clic a la publicidad de la aplicación.

Lolita quiere nacer ya. Apóyame para comenzar la aventura...


"Tengo 21 años, mido 165 centímetros y peso 48 kilos. Mi piel es blanca, con un bronceado mediterráneo, mis ojos verdes y mi cabello negro."

"Te cuento: en mi servicio hay besitos, caricias, sexo oral y vaginal, si quieres podemos tener sexo anal. Cobro trescientos euros por una hora, en las que podemos tener todas las relaciones que quieras, el sexo oral puede ser sin condón, todo lo demás es con preservativo."

"Su miembro se siente muy caliente y suave. He descubierto que le encanta que, al bajar, le acaricie los testículos con los talones, y que juguetee con los deditos sobre su glande. Los gemidos de Borja son cada vez más entrecortados, y en un momento dado me detengo y me mira como preguntándome por qué haría semejante cosa."

"Clara se gira hacia mí, insegura. Su boca está entreabierta y los labios hinchados por la actividad, y su pálido cutis se ve bien así de ruborizado. Me lanzo hacia ella para besarla con pasión, entrelazando nuestras lenguas en un baile algo entrecortado. He tenido poca experiencia con otras mujeres, pero bastante conmigo misma como para saber hacia dónde dirigir la mano de Clara, y dónde tengo que regalar caricias ligeras como plumas."














Hola.

Además de saludarte, desearte un día maravilloso y comentarte que si quieres coger riquísimo puedes llamarme para que te atienda al 5532725022, te agradeceré mucho, con un regalito al final, si me ayudas a contestar la encuesta que está en el link de afajo, perdón, de abajo.

Es para escribir una colaboración en el Gráfico con datos lo más ciertos posibles sobre el oficio más antiguo del mundo, o bueno, así le dicen... Te mando muchos besos en tu pene y mi agradecimiento por adelantado.

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¡YA A LA VENTA!





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Las Emmas III. Emma Roberts

Emma Roberts es una de las actrices americanas más conocidas actualmente debido a su aparición en diversas series y películas de gran repercusión. Unos papeles bien escogidos e interpretados con un gran estilo, han hecho que Emma Roberts se haya convertido en una de las actrices con mayor renombre en el cine actual. 

Pero como toda actriz, siempre se empieza por algún lugar. Emma Roberts se dio a conocer gracias a su papel de Addie Singer en la serie de televisión “una chica corriente” en la cadena Nickelodeon. 

Una vez que la serie de televisión “llego a su fin, Emma Roberts centró toda su carrera en buscar papeles de películas del cine, empezando por la película “Mi amiga la sirena” y posteriormente siendo el personaje principal de la película Nancy Drew. 

Tras su aparición por la televisión y en estas dos películas, Emma Roberts estaba buscando aparecer en alguna película que tuviera una mejor reputación dentro de los ciclos cinematográficos, por lo que apareció en varios dramas como Lymelife, It's Kind of a Funny Story o en la famosa comida romántica “Día de San Valentín”.

Pero quizás el papel que tuvo en la tercera temporada de la consagrada serie de terror “American Horror Story” sea la que mayor repercusión ha tenido en su carrera de actriz, debido a que en esta serie, Emma ha podido demostrar que puede hacer películas o series sobre cualquier ámbito que se proponga, lo que la hace una de las actrices más queridas del panorama actual. En 2103 participó en la hilarante We're the Millers.

Tiene talento y un rostro encantador. Algo que probablemente tenga en las venas, siendo hija nada menos que de Eric Roberts y sobrina de Julia Roberts.

Aunque su pasión siempre ha sido la actuación y el canto, también ha participado en otro tipo de eventos. Como otras actrices, Emma Roberts ha firmado contratos publicitarios con empresas de belleza y cosmética. En el año 2009, fue nombrada embajadora de la marca de cosmética Neutrogena, por lo que empezó a aparecer en anuncios tanto en televisión como en la prensa escrita.


























































Regresan las rifas, pero con algo extra. Bueno, con muchas cosas extras y sorpresas. Puedes suscribirte, desde un dólar americano, menos de lo que gastas en una cerveza, además de participar en la rifa, tu donación sirve para patrocinar mi blog. El patrocinio lo utilizo para traer nuevas sorpresas, entre ellas, la tira cómica semanal, más historias cachondas, fotos, videos y muchas cosas relacionadas con el sexo y el erotismo, en agradecimiento mis patrocinadores reciben varias compensaciones. Para ser patrocinador, puedes dar clic en el botón siguiente y allí te lo explico en video:







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