A otra cosa... mariposa


Qué bonita es la vida. Qué bonito es ver que una chica hermosa y buena alcanza un propósito. Ayer una colega que se anunciaba en Divas anunció su retiro definitivo del servicio escort. Desde hacía meses había anunciado su próximo retiro y en esas andaba cuando ayer, de pronto, publicó un texto que decía:


“SÉ QUE HABÍA PROGRAMADO QUE SERIA DESPUÉS PERO, CUANDO QUIERES HACER ALGO DIFERENTE SIMPLEMENTE LLEGA EL MOMENTO Y ME ACABA DE LLEGAR, NO ME SIENTO BIEN PARA DAR MÁS SERVICIOS (YA SABEN CÓMO SOMOS LAS MUJERES) PREFIERO RETIRARME ASÍ, CON UNA BUENA IMAGEN, QUIERO DARLES LAS GRACIAS A TODAS LAS PERSONAS QUE HICIERON QUE MI PERSONAJE FUERA TAN ACEPTADO, A CADA HOMBRE QUE ME PUSO UNA RESEÑA, A LOS QUE SOLO LLAMARON Y SONRIERON AL ESCUCHAR "MIRA MÁS QUE UN ARANCEL TÓMALO COMO QUE ME ESTAS REGALANDO $2,500 PARA COMPRARME UNA LENCERÍA MUY SEXY Y CADA QUE ME LA PONGA ME ACUERDE DE TI......." Y BUENO SEGUIRÉ DANDO LATA EN EL FORO (COMO SI ME COSTARA TANTO TRABAJO) LES MANDO UN BESO ENORME Y LES DESEO MUCHA SUERTE........SADE”


Una de las leyes de la vida es que todo lo que empieza, termina. La diferencia está en la forma cómo eso sucede. Todas las chicas que andamos en esto, sabemos sin lugar a dudas cuándo y cómo fue la primera vez que nos acostamos con alguien a cambio de que nos pagara, lo que muy, pero muy pocas tienen es el privilegio de decidir cuándo y cómo será la última. No es fácil dejar algo que te saca de apuros, un ingreso consistente que, a pesar de los riesgos y pesares, no se trata de otra cosa que de divertir y divertirte de la manera más amorosa posible. Te he conocido poco, pero siempre me diste los consejos más buena onda y te lo agradezco. Qué padre que hoy de pronto hayas dicho ¡hasta aquí! Hayas metido tu vida en una maleta, dejado a Sade y recuperado a la mujer que en verdad eres...

Hoy ya no somos colegas, me da mucho gusto que esa haya sido tu decisión (no sólo porque la competencia está perrona ja, ja, ja -es broma-), me da gusto porque es obvio que es para bien, para iniciar algo nuevo y mejor en muchos sentidos, sobre todo, para ser muy, pero muy feliz (a eso vinimos al mundo).

Apenas ayer, con alguien muy importante para mí que también era escort y se ha retirado, platicaba de lo inteligente que estaba eso que dijiste sobre lo que una escort quiere de un cliente: "que salga con cara de satisfacción y con la idea que han sido los $2,500 mejor invertidos en muchoooo tiempo". Nunca había leído en tan poquitas palabras, algo tan, pero tan bien dicho y bien pensado. Ojalá a la hora de trabajar, todas podamos tener un poquito de Sade, es decir, un poquito de chispa. Estoy viendo como se despide una escort, cómo muere una época, un estilo, un personaje, y estoy segura, cómo nace un mito. Me da mucho gusto saber que te seguiré leyendo en el foro.

Espero que muchas podamos seguir tu ruta.

Muchos besos...

Hasta la madre...

No me gustan los filtros y en general, todos los mensajes que me dejen aquí en el Blog los publicaré tan pronto como pueda, pero me han recomendado leerlos antes de que se publiquen, por purita seguridad personal y, sobre todo, porque las mamadas me gustan, pero 20 centímetros abajo del ombligo. Un besotote.

Los besos...


No me imagino un mundo sin besos... son tan necesarios para cualquier tipo de relación. Y cuando digo relación, no me refiero solamente al acto sexual, sino a toda forma de afecto o a cualquier muestra de cariño. Son tan importantes, que creo que debería haber algo así como una ley para la promoción de los besadores, un día internacional del beso o, al menos, considerarlos como parte de la canasta básica. Sin besos, como sin aire, sin agua o sin alimento, no es posible vivir. Nuestros labios son la primera puerta a nuestra intimidad y el mejor medio para expresarnos, un beso bien dado puede decir más que cualquier discurso, transmitir emociones, convencer, persuadir, apasionar. El beso puede comunicarlo todo: amor, ternura, deseo, cariño, amistad, simpatía, gusto, cortesía, los besos además se propagan y son como los chimes (pues andan de boca en boca). Hay que buscar besos y, siempre que se dé la oportunidad, atraparlos y aprovecharlos.

Ciertamente, y aunque todos lo hacemos, besar no es fácil. Por más intuición que le pongas al asunto, el beso hay que practicarlo. De la forma de besar, se conoce la personalidad de cada individuo y se intuye cómo se darán las cosas bajo las sábanas. Quiero decir que a un buen cogedor se le distingue desde que te planta un beso.

Me gusta que me besen. Como mujer, cuando un hombre me atrae y el deseo comienza a gobernar mi voluntad, el beso se convierte en un artículo de primera necesidad. Hay besos que me quiebran las articulaciones y doblegan todas mis resistencias, un mal beso, en cambio puede aniquilar hasta las más lujuriosas intenciones.

Como profesional, el beso es parte del trato y está incluido en el pago. En principio, podría decir que es una de las características del servicio, que no es otra cosa que así como se abren las piernas, se presta la boca. Sin embargo, aun en la relación con un cliente, el beso es más bien una forma de calistenia, la manera en la que vas aflojando el cuerpo, conociendo a la persona con la que vas a compartir un rato, sabiendo cómo se mueve, qué le gusta, que intención lleva, qué tan cortés es. Desde el primer momento en que mis labios entran en contacto con los del cliente, es posible ir haciéndome a la idea de cómo será el resto del servicio. Es en ese momento cuando la química hace su trabajo.

Besar es riquísimo, es parte de la magia y sinceramente me gusta que también sea parte del servicio. No me imagino trabajar así nomás, quitándome la ropa y dejándome hacer, onda págame, házmelo y vete. No es ese mi estilo, para mí más bien cómo que el beso es lo que le da a todo un toque de verdad y lo que hace que de neta se prenda el termostato. A final de cuentas el beso es saludable, quema calorías y levanta el ánimo ¿qué más puede pedírsele a la vida?

Así que, en mi caso, igual con un novio, amante, galán o cliente, un beso será bienvenido en cualquier momento y a toda hora, siempre y cuando, eso sí, se sigan tres reglas de cortesía básicas básicas:

1. Antes de intentar meter tu lengua entre mis labios, tragar la saliva. Una cosa es tener labios húmedos y otra un chapoteadero.

2. Los besos largos son agradables, pero abusar agobia. Entre beso y beso, respirar es importante, pues jamás será sexy ponerse morada durante un beso por falta de oxígeno. El beso abre el apetito e inicia en la boca, pero no debe quedarse allí, el cuerpo es muy grande. A mí me gusta comenzar con unos besitos sexys, bien dados, que nos dejen conocernos y luego que los besos se repartan por otras partes del cuerpo. Hay clientes que les gusta estar beso tras beso, de principio a fin, es mi chamba y trato de hacerlo, pero es difícil disfrutar hacer el amor así.

3. Y la más importante, obvio, es cepillo, pasta y listerine. La higiene de la boquita hace la diferencia entre un servicio de primera y querer escaparte a la primera.

De verdad no me imagino un mundo sin besos, son una de las cosas que hacen que vivir valga la pena. Así que: Besos para todos ¡Yo invito!

Hagamos un trato




“Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing”

Ya estoy bien jetona, son las tres y cuarto de la madrugada, pero el teléfono suena con insistencia. Casi siempre, ya cuando me voy a jetear, aunque lo dejo encendido por si me quieren mandar un mensajito o algo, la neta es que lo pongo en silencio. En esta ocasión lo olvidé. Dejo que siga sonando hasta que, supongo, lo manda a buzón. A los pocos segundos, vuelve a sonar:

“Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing”

Estiro la mano, todavía amodorrada. Creo que la mejor manera de terminar con la insistencia es contestando.

-Mhhhh ¿Muenoooo?...
-Hola Lulú, llamé para pedirte tus datos
- me dice del otro lado un güey con voz de chavito.
-¿Mis datos?
-Digo, que me informes de tu servicio

-Ah si mira- le digo casi dormida - te platico: cobro $2,300 por una hora, las relaciones que quieras, con muchos besitos, caricias, lencería, sexo oral (se me va haciendo chiquita la voz del puto sueño), y bueno lo convencional, ya sabes…
-¿Te puedo ver… este… mañana… en la tarde?- No mames, pienso, y ¿para eso me despertó?
-Sí corazón con mucho gusto, tú llámame- le contesto ya nomás para no discutir
-Bueno, muchas gracias
-De nada


Me levanto por un vaso de agua (bueno, a hacer pis, pero un vaso de agua suena menos balcón), y voy pensando ¿Qué anima a una persona a llamar pasadas las tres de la madrugada, nomás pa’ pedir informes? ¿Son ganas de fregar o somos una alternativa gratis a las hot lines para una buena chaqueta trasnochada? No lo sé, no me molesta dar informes, al contrario, pero si es lo único que quieren, bien podrían esperar a que salga el sol. En fin, al menos ya mi vejiga descansa, digo… al menos ya no tengo sed. Voy de regreso a mi camita cuando “Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing”… suena el teléfono de nuevo.

-¿Bueno?
-Hola (hip) Lulú, ¿p’demozzz vern’zzz orita?-
Me pregunta un cabrón mega pedo
-No corazón ahorita ya me acosté, otro día ¿sí?
-N’tozs para qué ponz queatiendz ful taim pinchez viejaz mentirozaz, todas son unz…

Le cuelgo el teléfono y de plano lo apago.

¿Para qué pongo full time? Ciertamente, es buena pregunta. Por algo dicen que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad. Obvio, la intención no es hacer enojar a nadie ni mentirle a los clientes, pero nadie puede trabajar de verdad las 24 horas. Hace unos días surgió la misma duda en el foro con respecto a otra niña.

Yo creo que si hay quienes decimos que nuestro servicio es full time, es porque no siempre nos dormimos a la misma hora y hay veces en las que, si estamos despiertas y andamos activas, podemos darle el gusto a un desvelado. Lo importante es que cada servicio lo demos con buen ánimo y siempre bien arregladitas, no es correcto poncharnos a un cabrón a media madrugada, y bostezarle en la jeta o. (como dije aquella vez) quedárnosles como el perico, dormidas a medio palo, además si me quedo jetona a mitad del oral, capaz que me ahogo, ja, ja, ja. Tampoco sería correcto llegar con la lagaña colgando y la cara lavada. Digo, por lo que pagan es por cogerse a una chava que llegue, mínimo, linda, limpia y bien arregladita.

Después de esta experiencia decidí cambiar en mis datos de que atiendo full time, por un horario menos amplio, sin embargo, si les parece, hagamos un trato:
    • Prometo que siempre que un cliente me llame, llegaré lo más pronto que el tráfico y la distancia me lo permitan, arregladita como lo merece el dinero que están invirtiendo y con toda la disposición de pasarla bien y consentir con harta enjundia a la persona que me haya elegido.

    • Prometo que los trataré tan bien como me traten. Que a una sonrisa, correspondo con otra sonrisa, a un beso con un beso y, claro, a una grosería con otra grosería (creo que es un ejercicio justo).

    • Prometo hacer y dejarme hacer todo lo pactado.

    • Prometo que soy la de las fotos y que no están photoshopeadas (usé corel ja, ja, ja).

    • Prometo que no estaré viendo el reloj ni contestando teléfonos mientras estemos juntos.

    • Prometo ser responsable, que trato de llegar a tiempo y que invariablemente me baño entre cliente y cliente.

    • Prometo ponerle toda la cachondería posible a nuestra cita, que los besos son besos, no piquitos y que en la cama podemos ser creativos.

    • Prometo incluso, aunque mi anuncio en adelante ya no diga que trabajo full time, que si no estoy cansada, puedo aceptar trabajar de madrugada, aunque eso es algo que deberé acordar con quien así le interese en función a mi disposición
Eso es lo que puedo prometer, el trato que pido es que, si alguna vez me llaman y digo que no, se entienda que no es por mamona ni porque quiera hacer un desaire a nadie, sino porque la neta, no estoy en condiciones como para dar el servicio con la calidad que merece quien lo paga. Después de todo, de lo que se trata es de divertirnos y eso también se puede hacer antes de la media noche.

La gritona


Domingo 16 de agosto.
Hotel Villas Padrotismo.
9:45 de la noche.

Me está esperando un cliente. Es la tercera vez que lo veo (reincidente), viene de provincia (asuntos de trabajo) y cuando puede aprovecha para desestresarse con una buena y siempre saludable cogidita dominguera.

Toc, toc, toc. Me abre y pasamos a la habitación. Es un cuate muy cariñoso y con buena vibra. De esos que te acarician con dulzura y realmente tratan de apapacharte. Me gusta estar con él. El caso es que entro a la habitación y todo normal, buena onda, hasta que ¡zaz! Empiezan a escucharse, desde la habitación de al lado, unos ruiditos onda película porno. Se oían los gemidos desesperados y gozosos de una mujer a la que o le estaban dando la cogida de su vida o realmente era una actriz digna del premio más chingón. “Ohhh… ohhh… ohhh…” Gritaba con vocecita de zorrita fresa que retumbaba sin vergüenza por todo el piso. De esas que dices “¡Ay güey! ¿Se la están ponchando o la están matando?”

Y es que cuando digo que se escuchaban los gemidos no quiero decir que se alcanzaban a oír ligeramente si ponías atención ¡no! Significa que los alaridos tronaban como si tuviéramos a la vieja cogiendo allí en nuestro cuarto “¡Más, más, más, más! ¡Así! ¡Ah, ah, ah, ah!” Canijos gritotes que tronaban más que las campanas de la catedral o tambores de guerra, de modo que teníamos involuntariamente y sin boletos, lugares en primera fila para el concierto de una soprano complacida y bien servida. Empecé a sentir que se trataba de cosa seria cuando escuché que la cogedora escandalosa tuvo su experiencia religiosa: “Ahhhhhh... Ahhhhhh... Dioooooooooos...” Me dije “Ay güey, ya se le apareció Diosito”.

Obvio nos tenía cagados de la risa escuchar los chillidos de la vecinita pecaminosa, sólo que él estaba seguro de que los gritillos venían de la habitación de al lado y yo que la gritona estaba arriba. “No nos quedemos con la duda” dijo él y sin más ni más, levantó el teléfono y marcó a la habitación de al lado… Riiiiiiing… se escuchó al lado y los aullidos callaron. Obvio, nosotros colgamos en chinga, muertos de risa. El muy pasado de lanza les cortó la inspiración, porque de allí en adelante no se volvió a escuchar a la nada tímida damita pidiendo más y más. Lo regañé por pasadito de lanza, pero la verdad me dio mucha risa. Luego nos pusimos a hacer el amor. Me la pasé muy rico, tanto que estuvimos conversando en la cama por un buen ratote. Dice que volverá a venir el próximo lunes… a ver si es cierto.

Cara: La vida
Cuerpo: El de Bomberos
Oral: B Plus
Servicio: A la habitación
Repetiría: Repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría, repetiría…

Descubierta

o Reseña de una sorpresa
03:00 hrs. Voy llegando de Puebla a media madrugada, lista para pasar el jueves en el caos amable del Distrito Federal, pues tenía desde antes citas programadas acá. Llegué con sentimientos encontrados: Puebla es una ciudad bonita y los poblanos tienen fama de buena onda, pero en esta visita no corrí con mucha suerte, fuera de algunas personas que conocí, fue un viaje complicado y me tocaron algunos clientes groserones. El caso es que llegué cansada, a mitad de la madrugada y con ganas de dormir un rato. En el taxi, revisando mis correos en el teléfono, vi el de, Migue, un chavo con quien hacía tiempo intercambiaba correos, me quería ver a medio día del jueves. Le confirmé.

9:00 hrs. Desperté tarde y no fui al gimnasio, en cambio, salí a correr un rato. Hay que mantener el cuerpo en forma y las piernas duritas (No hay que descuidar el changarro). Riiiiiiiing. Era Migue, el del mail. Quedamos de vernos a las doce en el Villas Padrotismo.

10:00 hrs. Llego a mi casa y comienzo el proceso de restauración y embellecimiento. Un buen baño, exfoliación, maquillaje, peinado, perfume y demás retoques. Salgo de mi recámara en mi look de “lista para pecar”. Me veo al espejo, creo que me veo sexy, pero no vulgar y mucho menos putona. Creo que siempre es mejor serlo que parecerlo. Si así me fuera a la Uni, ni quién se fijara que es uniforme de trabajo (a menos que viera la lencería).

11:30 hrs. Recibo llamada de Migue, confirmándome el número de habitación que había tomado. Yo ya estaba sacando el coche para acercarme al hotel.

12:00 hrs. Toc, toc, toc. Me recibe con un beso. Me da la impresión de haberlo visto antes. Es un chavo buena onda, más o menos de mi edad, cabello negro, ojos tristes, ligeramente pasado de peso y el rostro recién rasuradito, como me gustan. Tengo la piel súper sensible y se me irrita con cualquier cosita, por eso me alegra mucho cuando me recibe un cliente con el cutis como nalga de bebé, en vez de uno que me lije cuando me esté besando. Neta que por eso adoro los comerciales de prestobarba, yo si soy de las que los prefieren lisitos, lisitos.

Los besitos son suaves, pero bien dados, así como de viborita, con nuestras lengüitas choqueteando y nuestros labios conociéndose. Un buen beso me prende y este hombre iba por buen camino… Me abrazó por la cintura y me acercó a su cuerpo, luego, luego sentí que estaba bien dispuesto, se lo toqué por encima del pantalón y, no pos sí…. No es que lo tuviera enorme, pero si de buen tamaño para dar pelea. Nos desnudamos. Él se acostó boca arriba y yo lo fui besando poco a poquito, en su boquita y en su cuello besos de conejito, en sus brazos (estaba fuerte), en su pancita y luego ¡Zaz! Que le pongo el condómino y vénganos tu reino. Se torcía como gusanito mientras le daba el oral de rigor, luego me pidió que me dejara hacer lo mismo y pues ¡Va! He de admitir que hizo una buena chambita allá abajito ¡Ahhhh!. Después de eso hicimos el amor dos veces. Creo que habríamos ido por la tercerea a no ser porque el tiempo se acababa y yo tenía que volver a casa antes de mi siguiente cita. Nos metimos al jacuzzi a platicar.

13:00 hrs. Seguíamos en la plática de rigor cuando el tiempo se agotó, todavía estuvimos un buen rato más en el jacuzzi. Me la pasé bien con él. El ambiente estuvo amable, el sexo rico y además me paga ¿qué más se puede pedir? De no ser por el modo en que nos conocimos, hasta para noviecito me habría gustado, lástima.

Ya despidiéndome y regresando la ropa a mi cuerpo, platicamos un poco más:

-Bueno y ¿Qué edad tienes Migue?
-24 (dos años más que yo, bien)
-Y ¿Tienes novia?
-No, por ahora no (¡Súper! Pensé)
-Y ¿A qué te dedicas?
-Estudio (Bueno, ahí si prefiero a los que trabajan)
-¿Qué estudias?
-Derecho en… ¡Me quedé fría!

¡Putisísima madre! Estudia otra carrera pero ¡en la misma escuela que yo! Ya valió madre, pensé. Yo creo que notó que me puse pálida. Para no hacer el cuento largo, quedamos de amigos, le conté todo y la importancia de que me guardara el secreto. Prometió ser una tumba. ¡Ojalá!

14:00 hrs. Llego a mi casa, preocupada. Entra una llamada pidiendo informes. No tengo ganas de seguir chambeando, pero nada mejor que la actividad para olvidar las preocupaciones. -Mira- le digo al del teléfono -son $2,300.00 por una hora, incluye sexo oral, vaginal, besitos, caricias, buen trato, cariñito, no hago anal, pero en la hora que estemos juntos podemos hacerlo todas las veces que quieras...- Hablo en automático, como si tuviera la información grabada, mi cabeza está en el cliente recién atendido... “Migue es buena onda”, pienso, “estoy segura de que cumplirá su promesa, aunque si raja, pues como decía Sor Juana:

¿Quién es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga,
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?”

El Pollito

o No hay quinto malo
Riiiiing… Riiiiiing… Riiiiiiiiing

-¿Bueno?- Contesto

-¿Lulú Petite?- Se oye un vozarrón del otro lado del teléfono. ¡Ay güey! Me digo a mí misma, este cabrón o es un clon de Enrique Rocha o se tragó un garrafón. Era una de las voces más cachondas que he escuchado al contestar una llamada.

-Soy yo- contesté. Como dije el otro día, no acostumbro ponerme a pensar en cómo será un cliente antes de estar con él, pero la voz de este cabrón era tan peculiar, que quisiera o no, me formé una imagen mental, mínimo supuse que hablaba con un cuate entre Jhonny Bravo, Juan Ferrara y Superman. El resto de la conversación se centró en las típicas preguntas del cuánto, dónde, cómo y qué incluye. Buena onda, el gentilhombre disipó sus dudas y sin más vueltas al asunto, acordamos vernos en el siempre fiel (cuando no le salen cucarachitas a mi amiga) VP.

Yo bien campante subo… retoco mi maquillaje… arreglo mi cabello… y llego a la habitación acordada…

Toc, toc, toc…

Se abre la puerta y… ¡NO MAMES! Me abre un güey, qué digo güey ¡un minigüeyecito! Chiquito, chiquito como pieza de un llaverito. Yo todavía pensé, no manches Lulú, igual tocaste en la habitación equivocada. Ya iba a pedirle al morrito que llamara a su papá que seguramente me esperaba allí, cuando de ese cuerpecito de pollito recién escapado del cascarón salió, en vivo y en directo, el mismo pinche vozarrón de no mames que me había entusiasmado al teléfono.

¡Ay caramba! Yo nomás me le quedé mirando y él a mí con su sonrisota de adolescente, y es que él seguía pareciendo que acababa de salir de un cascarón ¡pero de dinosaurio! No había manera de entender como esa voz de Pavarotti estaba saliendo de ese cuerpecito de High School Musical y es que además estaba chiquito, chiquito... ya para que lo diga yo, que siempre fui de las de hasta delante en las filas de la escuela, es porque de verdad era un cuate diminuto. Claro, ese día llevaba mis tacones, pero como quiera ni así es fácil que me tope con clientes más bajitos que yo. Pa'cabarla, este muchacho no sólo estaba chiquito de tamaño, sino que tenía una carita de bebé, que no tuve más remedio que obligarlo a enseñarme que traía credencial de elector. Ya estaba yo a punto de decirle que mejor se fuera a ver Hanna Montana, en vez de andar de coscolino llamando chicas de internet, hasta que me demostró que ya era cancha reglamentaria.

Obvio el pobre se me quedaba viendo como si estuviera frente a su hada madrina. El asunto es que, justo cuando estaba superando el primer susto o sorpresa, el perspicaz jovencito arremete con la segunda estocada:

-Yo te llamé…- decía con pena -...es que… me encantaste y… bueno… es que... contigo voy a perder mi…¡¡¡VIRGINIDAD!!!

-¿Quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?- Me dije a mí misma…

-Es que también te elegí porqué leí que te encanta estar con chicos vírgenes

En ese momento me vino a la cabeza una primita a toda madre que tengo, y que tuvo la puntada de escribir en un periódico que soy doña desquintes corporation… y ¡Zaz! Varios jovencitos me han agarrado de tutora desde ese día. Odié a mi prima en ese instante.

La cosa es que ya estaba ahí y ni modo de irme. Pero me daba tanta ternura la carita del güey que... no sé… es que aunque ya era mayor de edad, se veía súper niño. De todos modos hice todo lo posible para que se la pasara bien y por lo menos que siempre tenga un buen recuerdo de su primera vez. Él estaba súper nervioso, tanto que cuando le tome las manitas para llevarlo a la cama y tratar de relajarlo parecía que había tomado unas mojarritas de lo empapadas que las tenía. Poco a poquito se fue calmando, nos metimos a la cama, intercambiamos besitos, lo dejé tocarme, le dije cómo y ¡Zaz! Para cuando nos dimos cuenta, vocecita ya no era señorito…

Es gracioso, no es otra cosa que poner ese pedacito de carne dentro de una covachita también de piel, sin embargo, entrar en una mujer por primera vez, siempre es para todo hombre un acontecimiento, el principio de una nueva vida y , bueno, la nueva vida de este chiquillo, me tocó estrenarla a mí.

Bueno total, que estuve con él, pero como estaba nervioso, no se podía venir, le daba y le daba y nanais. Y mira que en verdad le poníamos ganitas pero nada… Ya estaba comenzando a cansarme cuando por fin el chamaco se vino... ¡Ahhhhh! Después de eso estuvimos platicando en el Jacuzzi. Más bien intercambiando consejos… Me hizo reír mucho. Nos despedimos con la promesa de volver a vernos, él me hizo jurarle que escribiría la anécdota de lo que con él viví y yo acepté (promesa cumplida). Obvio, salí con ganas de mentarle su madre a mi primita por hacerme fama de asaltacunas, pero en el fondo, contenta por lo recién vivido. La verdad es que, con todo y todo, mi pollito carrasposo resultó guapetón, divertido y va a ser buen amante… ¿Será que si es lo mío estrenar chavitos? ¡Pa’ saber!

Cara: De baby
Cuerpo: De niño
Voz: De hombresote
Sexo: Masculino
Repetiría: Con mucho gusto, las veces que me pagara

PUEBLA... YA ESTOY LLEGANDO

HOY YA ESTARÉ EN PUEBLA (11 Y 12 DE AGOSTO) PROXIMAMENTE EN MONTERREY (NO ESTE VIERNES, PERO SÍ PRONTO JI, JI, JI)
YA HOY COMO DESDE LAS 12 DEL DÍA Y MAÑANA HASTA QUE EL CUERPO AGUANTE, ESTARÉ EN LA HERÓICA CIUDAD DE PUEBLA, ASÍ QUE ESPERO SUS LLAMADAS Y A PASARNOSLA BONITO.
A LOS REGIOS, IRÉ PROXIMAMENTE A MONTERREY. SE ME COMPLICA ESTE FIN, PERO YA MÁS LUEGITO A WUILBUR QUE ME LANZO PARA EL NORTE (Y NO ME REFIERO A CIUDAD SATÉLITE HE PAISANOS CHILANGOS) A COMER CABRITO Y HACER TRAVESURAS A LA SOMBRA DEL CERRO DE LA SILLA...
BESITOS

Uñitas


En la sala de un consultorio veterinario se encuentran dos perros, un hermoso pastor alemán y un doberman, igualmente grande y bello. El pastor le pregunta al doberman:


- Por qué estás aquí?
- Bueno, a mí me van a sacrificar...
- ¡Ah, caray! ¿Y por qué?
- Bueno, el caso es que le mordí la manita a la bebita de mi dueño.
- Oye, ese no es motivo... ¿no te pueden perdonar?
- Lo que pasa es que la bebita tiene tres meses y casi le arranqué la mano.
- ¡No chinges! ¿Por qué hiciste eso?
- No sé, simplemente sentí ganas de hacerlo... Pero dime, ¿por qué estás tú aquí?
- Bueno, lo mío fue también cuestión de ganas. Me estaba bañando con mi dueño, él se agachó para recoger el jabón y no me aguante las ganas... me fui por detrás, lo sujeté con mis patas y me lo atore.
- ¡Ay, no mames, cabrón! ¡Segurito que a ti también te van a sacrificar!


- ¡NO! A MÍ SOLO ME VAN A CORTAR LAS UÑITAS.

LAS BUENAS LENGUAS

(O PORQUÉ LAS NIÑAS TAMBIÉN RESEÑAN)


En realidad nunca me pongo a pensar quien estará al otro lado de la puerta. Para mí es una chamba y cuando debo atender a un cliente me da igual si está mamado como William Levy o pachoncito como Beto el Boticario (qepd). Guapo, feo, alto, bajo, listo, tonto, triste, contento, peludo como oso o lampiño como nalga de bebé; no importa, no voy preguntándome si he de encontrarme al príncipe o al sapo, para mí, quien abra la puerta será una persona que está pagando una buena lana por un servicio de primera, y es justamente eso lo que llego a dar, sólo veo a un cliente a quien consentir lo mejor que puedo, darle sus besitos, su apapacho, su oralcito bien tratado, su encamada y demás peripecias y maromas. Claro que si me sale guapo ¡qué suerte! Pero ni modo que le haga su descuentito ¿verdad? tampoco cuando alguno me coge rico es motivo para devolver el presupuesto ya ejercido, así es esto, un negocio que, como todos, tiene sus momentos gachos y sus momentos disfrutables, aunque tal vez el único trabajo en el que cuando te va bien, además de lana te llevas un orgasmo.

Que eso vaya a suceder es algo que no puedes prever, pero me encanta cuando un cliente logra procurarme un buen orgasmo. De esas veces que te hacen apretar las sábanas y ahogar un grito. Ayer me pasó, no era un chavo demasiado guapo, igual apenas calificaba en el rango de simpaticón, más de treinta, menos de cuarenta, tipo niño bien, igual hasta mamonsón, piel blanca, cabello castaño, manos grandes y buen conversador. Un hombre normal, con buen porte pero con quien, si me lo hubiera topado en la calle, ni siquiera habría volteado a echarle un ojo, sin embargo, algo pasó cuando nos dimos el primer beso. Es difícil describir un buen beso, labios suaves, ternura, caricia, humedad (sin llegar al chapoteo), sensualidad. Me cogió de las manos, me miró fijamente (hasta entonces me di cuenta de que tenía bonitos ojos), luego tomó mi barbilla con su índice y pulgar y me dio un besito dócil y con sabor a menta (labios hábiles, lengua traviesa). Me gustan esos besos donde la lengua sabe hasta dónde llegar, que se siente rico, no invasivo (hay güeyes que en vez de besar parece que quieren explorarte las amígdalas a lengüetazos, eso no me gusta). Creo que el beso es la primera frontera para una buena cogida, es como la aduana donde sabes si todo va a salir bien o si de plano será un desastre estrepitoso.

Con el beso vinieron las caricias (Pacientes y certeras). Con sus labios rozando la comisura de los míos, metió su mano derecha bajo mi falda, trepando mi espalda con la izquierda, ensortijando mi cabello, apretando el beso, entonces me acercó a su cuerpo y sentí el paquetote ya entusiasmado que latía urgentemente bajo sus pantalones. Para cuando nos deshicimos de la ropita yo ya estaba súper lubricada y con tantas ganas, que de no ser porque amablemente el caballero ya me había pagado, se me habría olvidado que estaba allí chambeando y no había sido un buen ligue de antro. Me recostó, me besó de nuevo desde los labios hasta el ombligo, luego. no he de decir exactamente cómo lo hizo, pero sí que el trabajo de su lengua fue tan esmerado que de pronto estaba en la estratósfera. El orgasmo fue tan intenso que acabé haciéndole un cascanueces, apretando su tatema con los muslos, ni así, él dejó de estimular. Estuvo riquísimo, pero ni modo de preguntarle al cabrón, oye corazón ¿cuánto te debo? Lo mejor que pude hacer para corresponder sus finas atenciones, fue atenderlo lo más, pero realmente lo más chido posible. Lo hicimos dos veces, ambas padrísimas. Después de él, me fui a dormir. Fue de esos días en que trabajar es un gusto enorme.

CARA: 9
CUERPO: 9
LENGUA: 15
ACTITUD: INTACHABLE
REPETIRÍA: CON UN ALKA SELTZER

Primera vez

Me han preguntado una y otra vez cómo fue mi primera experiencia sexual. Obviamente no se refieren a la primera vez que me fajé con un chavito ni de aquella otra que vi y toqué una pirinola de verdad, sino la neta, a cuándo tuve por primera vez a un hombre dentro de mí. Supongo que no le doy tanta importancia porque no fue nada maravilloso, si saben a lo que me refiero. Era muy jovencita y, si aún hoy con más edad y mucho, pero muchísimo más uso, sigo siendo estrecha, en ese entonces era más, además me daba miedo, recuerdo que me la esperaba difícil, pero no imaginaba que mi novio de aquel entonces la tuviera de tan buen tamaño que resultara un vía crucis, la neta fue una experiencia muy dolorosa, él sin duda lo disfrutó y mucho, pero al menos esa vez, para mí fue un verdadero calvario.

A ese güey, mi novio de la casi infancia, lo quise de veras y, curiosamente fue el único hombre con el que estuve antes de comenzar a trabajar en este rollo. Antes no había hecho el amor con nadie más, así que el segundo hombre con el que estuve ya fue un cliente ¡Caray! Qué vida. Fue físicamente doloroso, pero aunque ya de aquel amor no quedaron ni cenizas, no me arrepiento de que esa vez primera fuera con alguien que me importara, aunque a la hora de la hora sintiera que el grandísimo cabrón me estuviera partiendo con su mastodonte. Además el contexto fue muy equis, estábamos jugando en su cuarto, besitos, cachondeo, risas, de pronto me tocó y acarició de un modo que me prendió, fue cuando me abrazó y sentí lo duro de su pene, que yo me puse bien a modo, onda ándele pase usted y atiéndase, él, nada pendejo, luego, luego me alzó la falda y aunque en principio lo detuve, después lo dejé hacer. Me la arrimó todita, volvió a subirme la falda, hizo a un lado el calzoncito y ¡tómala barbón! sentí el dolor como si me hubieran banderilleado, nomás esperaba oír el ole de la puta plaza. Sentía su pene dentro de mí y hasta vergüenza me daba lo mucho que me dolía, creí que yo era la que estaba mal, pero el dolor era marca llorarás, más con el movimiento, en episodios sentía cierto placer, pero la verdad durante todo el rato no paraba de gemir, ah, ah, ah, gritaba para que pareciera que me encantaba, pero era del puto ardor que me daba lo que me estaba pasando.

Así fue la primera vez, ora sí que desgarradora, pero ya después agarramos práctica y le encontramos el modo al asunto… Nunca habría imaginado ese día que eso que tanto me dolió, terminaría por ser mi modus vivendi, supongo que si me hubieran preguntado ese día, habría dicho que sería monja o cualquier otra cosa que no tenga coger en el menú. En fin, así mi primera vez. Besos.

Puebla y las tareas escolares

Perdón, me equivoqué, dije que iba a puebla el sábado 11 de agosto y el 11 no cae en sábado...
ESTARÉ ALLÍ EL MARTES 11 DE AGOSTO
Queridos amigos poblanos, estoy muy apenada, pero me salieron unas bronquitas de la escuela que me urge resolver esta semana y eso me hace posponer mi viaje a Puebla, qué oso tratándose del primer viaje que programo, pero de verdad que es un asunto que no puedo dejar esperar. No lo pospongo mucho tiempo, seguro que para el martes 11 de agosto estoy en la bella Puebla.

El guerrero dragon


Nací con una cualidad que para el negocio del sexoservicio es una verdadera calamidad, tengo un olfato muy sensible. Soy rehén de los olores. Un buen olfato es estupendo en más de un sentido, pero cuando parte del trabajo consiste en poner la naricita cerca de aromas de todo tipo, esta habilidad es un verdadero tormento.

Hace unos días atendí a un gringo. El típico business man gabacho, güerito color camarón, pelos de elote y el español indispensable para comunicarse con los mexicanos que trabajan acá en la empresa que representa. Era una buena persona sin otra intención conmigo que pasar un buen rato con una mexicanita cooperativa. Todo muy bien cuando lo vi, amable, prudente, caballeroso. El rollo valió madre cuando el buen samaritano se acercó para darme un beso. ¡Santa madre de Dios! A ese cabrón le habían cometido un homicidio a media boca y nadie le había avisado. O sea, en buena onda, traía un aliento hijísimo de la tiznada, capaz de fumigar al olfato más constipado. Ese gringuito no era un ser humano, era un puto dragón. Un escusado del estadio Azteca en juego de la selección huele mejor que aquella boca panteonera. Casi me tumba en el primer aliento.

Pobre gringo, la neta es que a mí me encanta dar besitos, siempre me ha parecido una parte muy importante del servicio, pero cuando cae un cabrón al que se le está pudriendo la lengua, besarlo se me hace imposible si no quiere que le responda con una desagradable arcada a medio beso. Evité los besos y aguanté la respiración, pero aun así la cosa estaba ya del nabo, pero no bastó con eso, cuando el distinguido hombre de negocios de le hermana república del norte tuvo a bien bajarse los pantalones para que yo le ofreciera una atenta y servicial mamadita, fui nuevamente repelida por un aroma sorpresivo e insoportable. Justo allí, donde la pierna y los blanquillos hacen bisagra, había un olor a queso fermentado más impactante que el madrazo de un boxeador peso completo. O sea, el grandísimo cabrón no era un cliente, era un arma química o bacteriológica. Era tan rancio el aroma que sus huevos expedían que continuar el oral, aun con el condón y soportando la respiración al máximo, era algo prácticamente imposible. Casi de inmediato pedí que hiciéramos el amor y, bien viva, luego, luego me puse de a perrito. Cualquier cosa con tal de poner mi nariz lo más lejos posible de aquellos olores. Fue una cita terrible para mí, no sé si él se haya dado cuenta, pero estoy segura que de haber encontrado a un hombre higiénico, yo le habría hecho pasar un mucho mejor rato que el que le di con ese servicio tan jodido para mí.

Es una de las cosas que no entiendo de este trabajo. Quienes nos contratan son caballeros que ya gastaron entre $400 y $500 pesos por una habitación, $2,300.00 por coger durante una hora, tantas veces como el cuerpo aguante, con su oral, besitos y demás apapachos, ya tuvieron seguramente otros gastos para estar allí, como es entonces que entre tanta cosa, no puedan gastar otros 30 pesos en un cepillo, 30 más en un tubo de pasta dental y 10 pesitos en chicles o pastillas que neutralicen el cebollazo. Tampoco entiendo cómo si en promedio entre su llamada y que nosotras tocamos a su puerta hay unos 15 o 20 minutos de espera, porqué no todos aprovechan tomando una fresca ducha. No digo que nada de eso sea obligatorio, en cualquier caso una trabaja y atiende al cliente lo mejor que tu nariz te lo permite, pero es lo más caballeroso que pueden hacer por la chavita a quien piensan pasarse por las armas y además es en beneficio del cliente, pues si su cuerpo huele bien y sus besos saben frescos, será más fácil para nosotras entregarnos plenamente y hacer disfrutar al cliente como se merece. Puedo incluso animarme a afirmar que en este negocio no hay afrodisiaco más efectivos para una chica, que un trato amable y buen olor. Sólo por eso, si un día una chica con la que quieren hacer el amor (de paga o no), les ofrece una menta o un chicle, no lo tomen como una cortesía, es una orden por el bien de todos. Son de esas cosas para pensar ¿no?
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