Ven, dame un beso


-Oye Lulú- me preguntó un cliente -¿Tienes novio?
-Novio no, al menos por ahora.
-Leí que ya no andas con el chavito ese que te traía loca.
-Bueno, tanto como traerme loca no me traía, pero sí ya no salgo con él.
-¿Pero y el otro, ese nuevo?
-¿Cuál?
-El mamado ¡Goliat!
-Bueno, él es mi cliente, no mi novio.
-Sí, pero te gusta...
-Ok, pero también me gustas tú y no por eso eres mi novio- Le respondo coqueta, como queriendo cambiar el rumbo de la conversación.
-Está bien, pero escribes de él con tanta calentura que parece que ya caíste.
-De eso se trata- le digo frotándole el pecho y dándole dos besitos en el cuello- de contar lo que me pasa, de confesar mis calenturas, pero una cosa es que me guste y otra que andemos o tengamos pensado andar.
-Oye y cuando tienes novio ¿También coges seguido?
-Pues claro, el sexo más rico siempre es el que se tiene con tu pareja.
-Pues te diré. Yo llevo veintitrés años casado y he encontrado sexo más rico en otras partes.
-Pero siempre es rico el amor casero
-No sé, el matrimonio tiene sus ventajas y sus calamidades
-Será que yo nunca he estado casada, pero cuando tengo novio, el sexo más rico es siempre el que tengo con él.
-¿Pero no te aburres? Quiero decir, coges todo el día con una, dos o tres personas, no sé ¿No llegas a tu casa pensando que lo último que quieres es ponchar de nuevo?
-Bueno no, el sexo por placer es muy sabroso, pero hacerlo con quien quieres, se cuece aparte, sabe distinto.
-Pero al final es lo mismo ¿No? Mete-saca, mete-saca.
-No es lo mismo, es distinto llegar a una habitación, muy arregladita, con alguien que no conoces y acostarte con él, a estar en pijama, viendo una película o el noticiario y que de repente los besitos lleven al amor. Como que, por más que disfrutes del sexo, lo primero siempre es así como artificial, un trabajo.
-Pues no sé, pero te lo digo yo, que soy auditor y me la paso todo el condenado día haciendo cuentas. Te juro que cuando llego a casa de lo último que quiero saber es de números.
-Ja, ja, ja, según tu lógica, un chef no podría probar bocado y un ginecólogo llegaría a su casa diciéndole a su mujer que ni lo intente, que ve una vagina más y se pega un tiro.
-No tanto así, pero... no sé, yo no podría tanto
-Es lo bueno, que yo sí. Ven, dame un beso...

Cero y van dos


Y resulta que amanezco el miércoles con la noticia de que, por segunda vez, la administración de facebook había decidido mandar mi página a chingar su madre porque "violaba sus términos de uso".

Y como eso sucede siempre sin decir ni agua va, no me dieron chance ni de despedirme de los miles de facebookeros que me hacían el favor de seguirme. Ni siquiera tuve oportunidad de comentarles que podíamos seguir en comunicación por twitter. Lo mejor, es que el aviso que usan para decirme que me la dejaron caer, lo titulan "Advertencia", es decir, le advertimos, señorita pompis prontas, que acabamos de meterle una de 30 centímetros, ahí usted decida si se mueve o si se queda quieta, porque ya sacársela pos no puede.

Desde luego, no violé ningún término ni condición de uso. En face no subía fotos en pelotas ni me ponía a contar de mis peripecias amorosas ni laborales, lo usaba, como la mayoría de la gente para leer comentarios y responder los más que podía. No me borraron la página personal, esa que da hasta para 5 mil amigos, sólo borraron la fan page, esa que no tiene límite de seguidores y en la que ya tenía bastantes más de 5 mil.

A decir verdad, ni modo, lo cierto es que no me borraron por el uso que le daba al face, sino por mi oficio ¿Discriminación? Claro que no, simplemente políticas empresariales. Tampoco voy a hacer el coraje del mundo como cuando me lo hicieron la primera vez, en cualquier caso, me dejaron poco animada para seguir facebookeando. Ni modo, ojalá pudiera disculparme con quienes me seguían por ahí o decirles que me pueden seguir en twitter, pero pues no se puede. En fin, lo mejor que pude hacer, por lo pronto, fue abrir una cuenta en Google+ que, dicen, es lo de hoy y claro, seguir de twittera, tuiteando me siento más encanchada.

Después del berrinche fui a una cita. No precisamente sexual, aunque si tuve que encuerarme. Si cuaja, ya les estaré contando.


Amigos con derechos


Estoy llegando a Puebla. Ya estoy acá feliz de la vida. Besitos...con la mejor intención de pasármela bien con los amigos de acá. Mañana Veracruz, rinconcito donde hacen su nido las olas del mar...

Recién salíamos de la escuela, cuando me habló David. Lo sé, de las tropecientasmil personas a las que no debería ver en vacaciones escolares, la primera de la lista debería de ser David. Después de todo, me conoce demasiado y, aunque terminamos bien, no deja de ser una historia de rompimiento. Debería aprovechar estas semanas sin clases para dejar enfriar sus calenturas.

Lo bueno, es que de algún modo recuperamos nuestra amistad y, mal que bien, hasta la hemos incrementado, hacemos bromas cachondas y jugamos. No sé, como que el conocer mis secretos ha dado chance para que seamos más francos y hablemos de cosas más directas. Lo malo, es que aunque acepta que seamos amigos, de vez en cuando se le vota la canica y le dan ganas de que seamos un poco más que eso.

La semana pasada tuvimos aquella conversación que publiqué hoy en El Gráfico (leerla aquí) en la que prácticamente lo mandé a freír espárragos. Como que lo veo a punto de proponerme que nos vayamos a la cama, estar conmigo como cliente, de pagarme. Espero que no se le ocurra, porque entonces sí, estaría dando por terminada nuestra amistad. No es que sea voluble, sino selectiva, si ya fuiste mi novio, ni pienses en ser mi cliente. Sería lo más freak del mundo.

¿Ustedes qué opinan? ¿Se vale coger con los amigos? ¿Es correcto seguir tirándote a un ex?

Besitos

SMS ¡Aguas!


Pues aprovechando que estoy de vacaciones, me pondré a cumplir los compromisos gustosos de visitar algunas tierras bellas de nuestro México: El jueves 21 de julio, estaré en PUEBLA. El viernes 22 de julio, VERACRUZ. Los interesados, vayan llamando y así aseguramos cita. Sólo estaré un día en cada ciudad, eso sí, espero que sean dos días muy divertidos y conocer gente linda.

Hoy, después de ver como Brasil fallaba cuatro penales seguidos y se iba de la copa América con la cola entre las patas y la vergüenza del zapato en los penales. ¿Se había visto algo así? ¿Lo habrán hecho a propósito para verle las teclas a Larissa Riquelme? Eso sólo lo sabe el Dios del Futbol (Argentinos: no hablo de Maradona, es sólo una metáfora).

El caso es que al poco rato me marca una ñora montada en pantera. Entre gritos, mentadas de madre y amenazas más traperas que las de un extorsionador profesional, me exigió con la metralleta de sus labios que dejara de enviarle mensajes a su maridooooo.

-¿Qué? ¿Yo?- Contesté con calmita
- Sìiiiiii tu pendejaaaaaa, hija de la $Щжψ!/?"@#
-Oops!

Colgué. O sea, no ando yo mandando mensajitos por puro deporte. Yo no mando mensajes a menos que me envíen uno pidiendo informes, así que amigos ¡Aguas! Si no quieren que los cachen, borren los mensajes de su cel después de pedir los informes. Después de todo ¿Qué culpa tengo yo? Tomen en cuenta que a mí nomás me gritan, pero la partida de madre, pues se la lleva el que no borra los mensajitos.


P.D. Según el promedio diario de visitas, seguramente este lunes llegaremos a los 2 millones de visitantes unitarios. Ahí si alguien ve cuando pasemos del 1,999,999 al 2,000,000 le saca un still, al primero que me lo mande le doy a cambio un regalito sorpresa...

Minerva


¿Qué te viene a la cabeza cuando piensas en cabaret? En principio, somos un buen quienes nacimos en una época donde el cabaret parecía una cosa del pasado.

Igual por conversaciones con nuestras abuelas y gracias a uno que otro canal de cine mexicano, sabemos qué, hace no mucho, la noche chilanga encontraba algarabía con pasos de rumba, mambo y guaguancó, entre el brillo, el oropel y las bienaventuradas oscuridades de los salones de antaño, donde cabareteras y cabareteros, ofrecían, entre música, canciones y chistes, espectáculos nocturnos dignos de los más vívidos aplausos.

Generalmente, claro, la mayoría de los chistes que se contaban (como la mayoría de los chistes que contamos y oímos en México), eran chistes misóginos, homofóbicos o que hacían burla de minorías. Ahora, esos chistes los vemos en la tele, en horario para niños y la música ha mudado su estancia en la noche, de modo que el cabaret comienza a convertirse en una referencia de otro tiempo.

Cuando conocí en Twitter a Minerva Valenzuela y vi que se presentaba como cabaretera fina, no sabía de quien se trataba ni dónde estaba la finura de su cabaret y, sin embargo, me parecía una persona muy interesante. No sólo porque, sin ejercerlo, defiende una posición solidaria con el trabajo sexual, sino porque además, nunca pierde un toque de buen humor y una militancia inquebrantable frente a lo que ella considera injusto.

Producto de esa magia y de esa vocación fue la organización de la Marcha de las Putas, que ha cundido por medio mundo como un llamado a entender que los trapos que llevamos no hacen a la persona que los porta, que nuestra forma de vestir no justifica el acoso sexual. Que la bestialidad y la infamia de un acosador, de un violador, de un misógino no pueden ser pretexto para llamar puta a nadie, ni para endilgar etiquetas, ofensas ni acoso.

La marcha fue un éxito y me sirvió para fortalecer simpatía y amistad con la mujer que la organizó en México. El lunes 11 de julio la fui a ver al café 22 en la Condesa en su espectáculo No te BURESQUE es en serio.

Fue otra revelación. Allí, Christina la Aguilera, una señorita muy sensual y dicharachera, mesera en ese bar, nos cuenta con mucho sentido del humor las peripecias que ha vivido, desde que comenzó a buscar trabajo, hasta que lo encontró allí, meserando. Y de cómo, las porquerías que salen de un bote de basura, la hacen correr el riesgo de llegar a los ochenta años queriendo olvidar lo vivido.

Lo importante, es que por primera vez voy a un espectáculo de humor, donde se mantienen un ritmo de risas permanente, pero en ningún momento (salvo los necesarios sarcasmos) se ofende a las mujeres, a los gays, a las putas, a los gallegos, ni a ningún otro grupo de personas. Es un sentido del humor que se burla más bien de nuestras realidades, de los problemas de vivir en un México convulso y contradictorio, con una bandera 10% verde, 10% blanca y 80% colorada, un México que, a pesar de las lecciones, parece querer caminar por los rumbos de antaño. Una burla de nuestra cotidianidad, pero no de nuestra identidad. Ese humor es, seguramente, el que le permite anunciarse no como cabaretera, sino como CABARETERA FINA.

Fue un honor poder aplaudirle y, quien quiera hacerlo, podrá el próximo viernes 15 de julio, pues de nuevo se presenta No te BURLESQUE es en serio, a las 8:30, en el Foro A poco no, en República de Cuba número 49, colonia Centro. No se lo pierdan.

(Mostrando mi hoja de vida deambulo
tan solo me falta venderles el...
ah no, ese yo ya...)

Fua



Y sí, la sonrisa en estos casos se vuelve duradera. No soy futbolera, es más, puedo decir que califico para miembro light del club de damas anti futbol, no quiero decir que no lo soporte, ni que amargue mi existencia, pero si un novio me saliera con que prefiere ver un juego a salir conmigo, sería causa de un rompimiento más ipso rapidito que el chavo del comercial de príncipe de Marinela. Pero cuando se ve lo del jueves, emociona.

El caso es que, aunque no me gusta el futbol, los futbolistas se cuecen aparte. Además de que en la mayoría de los casos son buen bocado para echarse un taco de ojo, no he conocido un futbolista que no coja delicioso. Tienen una condición, que parecen maquinitas.

He estado en la cama con muchísimos futbolistas, amateurs, profesionales y retirados. Todos, sin excepción, me han dado unas ponchadas marca sambomazo, una chulada. Como buenos atletas, tienen una condición que les permite durar largo rato atendiéndote. Eso sí, prometo bajo protesta de decir verdad, que nunca los he visitado en concentración y no me gustaría ser pretexto para que retachen a alguno, como a los de Quito.

El caso es que el jueves me tocó ver con un cliente el empate y luego la vueltereta de los niños héroes. No me emociona el fútbol, pero es imposible no reconocer que se la rifaron. Ojalá hoy se repita la hazaña y en la noche estemos estrenando campeones.

Crucemos los dedos y mandémosles todo el Fua que podamos.

¿Quieres esperar el partido tomando un cafecito? Da click en  la taza


Puerta

Queridos amigos:

¡Aguas! No vayan a dar clic sobre la puerta de arriba, porque corren en riesgo de que se descargue en su pura y casta computadora una presentación de PowerPoint con puras viejas encueradas, bueno, lo de viejas es un decir, porque no creo que ninguna llegue a los 30 añitos, pero si están bien desnudotas, llenas de bolas y con más curvas que una gráfica de preferencias electorales 2000-2006-2012...

Bajo advertencia, no hay engaño, no toquen esa puerta impura...

Chipi-chipi



Eran las 8:30 de la noche, el cliente llevaba 30 minutos esperándome en el hotel y el tráfico me tenía a mitad del camino. El promedio de tiempo a esperar entre la llamada y que llegue a toca la puerta de un cliente es de veinte minutos, pero entendiendo que la lluvia apendeja el tráfico, espero que comprenderá el retraso. A las 8:40 me llama, le explico el motivo de la tardanza, afortunadamente ya estoy entrando al estacionamiento del hotel.

Por la voz en el teléfono, me imaginaba a un hombre maduro, de cuarenta para arriba, pero me recibe un chico apenas unos centímetros más alto que yo, cabello castaño, un poquitín largo, ojos cafés, delgado, playera roja, blue jeans, lentes y de unos veintipocos. Para salir de dudas y evitar cualquier posible Kalimbazo, le pido la rigurosa presentación de la credencial del IFE.

-¿Te la tengo que dar?
-No, sólo muéstramela

Con los comerciales del IFE, capaz que pidiéndole más me salvo del Kalimbazo, pero me persigue la FEPADE por andar pidiendo credenciales pa' votar. El chavo era un manojo de nervios encantador, apenas podía controlar sus temblores mientras nos desnudábamos.

Nos tiramos sobre la cama y empezó a besarme, mientras se hacía bolas para quitarme la lencería, besuqueaba ansioso mis pezones y los lamía como gatito, paseó su lengua por todo mi  cuerpo, se detuvo entre mis piernas, suspiró y siguió. La lluvia arreció mientras hacíamos el amor.

Me quedé con él hasta que aguacero era ya un modesto chipi-chipi que golpeteaba la ventana, entonces le di un beso muy cachondo, me metí a bañar y comencé a vestirme. 

Lo había notado desde que me abrió la puerta, pero de todos modos me lo confirmó antes de irme: Fui su primera vez y estaba muy emocionado.

Besitos...

Nuevecito


Y sí. Ayer fue un sábado con algo de intensidad. En la mañana, recibí la llamada de aquel, de quien alguna vez conté que, aunque lo veo como cliente, hace que el corazón me pegue de brincos. Me llamó para invitarme a desayunar, pero como no me latía la idea de dar ese paso entre cliente-proveedora al de niño y niña desayunando juntos en un sábado, le dije que no y pospusimos el encuentro para el martes. De todos modos, él lee este bolg, así que tengo la desventaja, en ese sentido, de ser un libro abierto (o una computadora). No importa, de cualquier modo, será hasta entonces.

El día estuvo ajetreado y divertido, pero a eso de las siete de la noche... conocí a Nuevecito (@9_cito). Nuevecito tomó su apodo del hecho, inusual en estos tiempos, de que no había mojado la brocha, matado el chango a puñaladas, puesto Jorge al niño, enterrado al difunto, pisado la cucaracha, metido el pájaro en la jaula. Dicho de otro modo, aseguraba ser quinto.

Hace unos días apareció en twitter asegurando que justamente este fin de semana, vendría a quitarse esa maldición, lo cierto es que ya hace algunos años se había hecho famoso negociando con destacadas colegas en un distinguido foro de Internet, la necesidad de desquintarse.

La verdad es que al fin lo conocí. Un muchacho guapo, simpático, de muy buen corazón y que le crea su abuelita que se seguía guardando virtuoso para el altar, porque me cogió y bien, un chavo nuevecito, que de verdad se está estrenando en las artes amatorias no tiene tantas habilidades, ni sabe moverse tan rico, es más nervioso al besar y menos atinado con las caricias. Nuevecito, por el contrario, lo hizo muy bien.

Por encima de todo, conocí a un buen amigo, de un corazón de esos que gustan y un estilo a toda madre. Fue una noche mágica. Un beso ranita.

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