Reseña de un compromiso, una cita y un extravío

Iba rumbo al hotel, a atender a un cliente, cuando entró la llamada.

Vio mi blog y decidió llamarme. Según me dijo, le pareció muy divertido lo que allí leyó y no podía aguantar la tentación de conocerme. Le expliqué la dinámica del servicio: precio, guagüis, tiempo, lugar, forma y demás maromas. Lo que se vale y lo que no.

-¿Podemos vernos hoy mismo en el Lua? Sería un servicio de dos o tres horas- Me dijo como tratando de persuadirme, aunque no era necesario.
-¡Claro!- respondí –llámame a la hora que quieras que nos veamos y con mucho gusto-
-¿Te parece bien si nos vemos en una hora y media?-
Contestó. Me parecía perfecto, en ese lapso me daba tiempo suficiente para atender al cliente que me estaba esperando ya en el Gran Sol y moverme en friega al Lua, donde quería éste caballero aventarse una pelea a dos de tres caídas sin límite de palos. De todos modos no me gusta tomar riesgos con la gente, en esta ciudad de tráficos impredecibles.
-Me parece muy bien. Por favor llámame antes de instalarte ¿sí?
-ok


Llego al Gran Sol, subo a ver al cliente. Un señor buena onda, ya pasadito de los 50 abriles. Besos ricos, buen faje, gran pirrín. Hábil en la cama y de plática agradable, trabaja en gobierno. Traka, traka, traka… pum, pum, pum. Lo hacemos dos veces en la hora. En el pasillo reviso mi teléfono, tiene dos llamadas perdidas. Vuelvo a ponerle el volumen. Subo al elevador, bajo al estacionamiento, paso a Gigante de Revolución a comprar una botellita de vino tinto, voy a la farmacia de la esquina siguiente a surtirme de preservativos (para no ir a la guerra sin fusil) y me subo al coche. Hay tiempo de ir a la gasolinera antes de que llame el muchacho del Lua. Cargo combustible. Ya es un poco tarde, ya debería estar allí, no voy a esperarlo toda la tarde, igual era choro. Reviso mi teléfono… mi teléfono… ¿Mi teléfono?

Dónde chingados, entre el elevador y la gasolinera mi teléfono abandonó mi bolso, nunca lo sabré. El caso es que no podía suceder en peor momento, el chavo que me llamó pensará que lo dejé plantado. Pensé en correr a poner un post en el blog para explicarle, justo cuando estaba a mitad del recadito escucho un bip, bip en mi radio:

-¿Lulú? ¿Estás ahí?

¡Uff! Era él. El chavo del Lua había conseguido un nextel para llamarme.

Afortunadamente pude verlo, le expliqué todo y nos reímos mucho. Hicimos el amor y fuimos a cenar. De vuelta en mi casa busqué entre mis chunches un chip alternativo. 044-55-3899-1962 Estaré usando este número mientras me formo en las filas tipo viacrucis de Telcel para que me recuperen mi número de siempre. En fin… ¡Pinches teléfonos pedorros!

Conclusión: Si quieres una cita, llámame al radio o al teléfono: 044-55-3899-1962

¡Besitos!

3 comentarios:

  1. Ahora entiendo todo, pues bueno no fue tanto por distracción pero eso queire decir que estás bien ocupada y no habías podido venir al blog a platicarnos todo. Pos yo por ahora estoy necesitando pasar un rato para que me de sueño. No nos abandones tanto Lu. Cuidate, de verdad cuidate mucho linda.
    Bye. Muchos besos

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  2. No estaba muerto andaba de parranda... ja ja ja. Luego también aparece lo que menos te imaginas Lu, un condón, la cartera, el cepillo... es por eso que cuando dejea a lavar tu auto trata de revisar antes, si no los ganones son los franelas... je je.
    Qué bien que ya lo encontraste .
    Abrazos y besos.

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  3. si que te la vives ocupada, te la vives a la carrera, date un tiempecito corazon, sino despues te ganara el estres y saldra peor. besitos mi bella lulu

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