Morelia

Mi visita a Morelia fue maravillosa. El jueves, un accidente en la México-Toluca hizo que llegara dos horas más tarde de lo que tenía previsto. Me instalé en un hotel muy mono y esperé a recibir llamadas. La mayor parte de las que recibí, fueron camino a Morelia, pero como no podía contestar, fueron llamadas perdidas. Como que allá la onda es en el día, creo que a la gente le es más fácil darse una escapada de la oficina que de sus casas. Fui a cenar a un lugar sabroso con un amigo moreliano y a dejar un regalito en un arbolito de navidad. Trabajé ya noche. Todo tranquilo, un chavo muy buena onda.

El viernes la mañana estuvo jodidísima, el cielo nublado y el teléfono tan muerto que ya le iba a organizar velorio. La cosa se compuso como a la hora de la comida. No me puedo quejar, los clientes de esa tarde se portaron a toda madre. En la noche estaba cansada, pero contenta, así que salí de nuevo a ver Morelia de noche, fuimos a un bar del centro. Me la pasé muy bien.

El sábado, ya lista para salir rumbo a Guadalajara, me llamaron por teléfono de México, estaba naciendo el bebé de una amiga queridísima. Ni modo, la Feria del Libro esperará al año que viene, pero los amigos tapatíos no tanto, trataré de reagendar lo más pronto posible.

Besitos