Navidad




Aprovechando el día, les dejo el relato que me contó JP un queridísimo y muy galán amigo veracruzano. Ya lo dijo el papa, y lo dijo voz en cuello, sólo Veracruz es bello, pero no menos Jalapa…

"Feliz Navidad"

Una vez más me encuentro en San Miguel de Allende, Guanajuato. Lugar en donde tengo familia y de pronto me vienen todo tipo de recuerdos. En esta ocasión no es la excepción y es por ello que decidí compartirles uno que definitivamente me provoca una gran sonrisa.

Hace algunos años me encontraba tranquilamente disfrutando unos días de descanso por estos rumbos, cuando de pronto recibí una llamada por la tarde. No, no era una clienta, era una mujer con la que viví muchas cosas y estaba por iniciar una de esas aventuras inolvidables.

Me dijo que acababa de llegar a Querétaro para pasar Navidad con unos familiares y como sabía que yo estaba cerca, se le hizo una excelente idea llamarme. El tono de su voz llevaba un cierto mensaje de "sácame de aquí, esto está de hueva ¡Vamos a portar nos mal!

Inmediatamente me subí a mi coche y tomé carretera hacia aquella región del Bajío. Debo reconocer que durante todo el trayecto solo iba con la idea de pasar una noche loca, pero la clave aquí era nunca planear. Llegué a un fraccionamiento medio mamón, pero por el coche los de la entrada me dejaron pasar como si nada, qué pendejada ¿No? En fin, cuando me estacioné frente a la casa, inmediatamente salió, se subió al coche y me dijo, con una sonrisa perversa...¡Vámonos!

Literalmente puedo decir que su expresión era como si estuviera haciendo una travesura...y es que con frecuencia las hacíamos, pero esas las sabrán en otra historia. Resulta que el plan fue venir a San Miguel, específicamente a un bar con una terraza muy nice y en dónde el cielo estrellado, una fogata acogedora, buena música y unas copitas ponían a tono la noche para dar rienda suelta a la perdición!

Para no extenderme mucho, la noche transcurrió excelente, buena plática, la sorpresa de ambos por estar compartiendo ese momento y en ese lugar sin haberlo planeado. Después de unas cuantas copitas, la idea de salir a carretera no era la más adecuada así que llegaron las palabras mágicas: "¿Te quedas a dormir conmigo?" Así que de inmediato busqué el lugar perfecto para quitarnos el frío, el sueño y las ganas de algo más...

Casi corrimos a la habitación, afuera estábamos como a 7°C, pero era más la excitación y el deseo que me provocaba. Poco a poco nos despojamos de la ropa y nos dimos calor cuerpo a cuerpo. Besos, caricias y exclamaciones de placer fue lo que predominaba en esa fría noche invernal...

A la mañana siguiente desperté de una forma poco habitual y es que de pronto una sensación de calor y humedad entre mis piernas me hacía perder el control. Sin dejarme hablar, siguió regalándome un sexo oral increíble que de sólo recordarlo me empiezo a alterar. Acto seguido se montó sobre mí y tomando mi miembro totalmente erecto, la penetré hasta al fondo provocándole un orgasmo.

Prácticamente no hablamos, fue tan intenso e inesperado que ambos disfrutábamos cada caricia y cada momento. Así seguíamos, realizando aquel rito sublime y lleno de placer hasta que me hizo explotar. En ese instante vi su cara de satisfacción por ver lo que me había provocado y cuando por fin recuperé el aliento, con una gran sonrisa en sus labios me dijo:

"Feliz Navidad nene".






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