Le quedó grande la yegua

Voy por el centro comercial y me encuentro con una amiga. La última vez que nos vimos salimos de antro. En aquella ocasión, ella iba con un galán de lo más mamón, pero por consideración a la amiga lo toleramos toda la noche. Ella se veía tan enamorada, que no quisimos aguarle la fiesta diciéndole que su garrapata nos había caído a todos como un patín en la entrepierna.

Nada dijimos cuando nos aburrió haciendo inventario de sus viajes, negocios y cuentas. Nos callamos cuando nos dio consejos paternales de cómo tener éxito en la vida, no le mentamos su madre cuando maltrató frente a nosotros al mesero que siempre nos atiende y no dijimos ni pío sobre su sentadito estilo sultán región 4.

Nos despedimos, lamentando que una niña tan a toda madre, se hubiera conseguido a ese hermano lelo con aires de Gordolfo Gelatino, ya no digo como novio, sino para presentarse en la calle con él.

Me la encuentro en el centro comercial y nos ponemos a platicar.

Lulú: ... ¿Y cómo vas con tu novio?
Amiga: ¿Novio? ¿Qué novio?
Lulú: Con el que fuiste al antro la última vez que nos vimos
Amiga: Ah, ese... ya no es mi novio
Lulú: ¿De plano?
Amiga: No me llenaba
Lulú: No dio el ancho
Amiga: Ni el largo...

La amé.